¿Cómo hacer de mi unidad didáctica algo especial?

¿Qué diferencia una unidad didáctica de otra? La respuesta es sencilla, la diferencia eres TU. La unidad didáctica no es especial porque haya nacido así. Los maestros y maestras las hacemos especiales con nuestra metodología.

Y es que la metodología con la que trabajamos es la clave de cualquier proceso de enseñanza-aprendizaje. Y es que, la metodología es, al fin y al cabo, los métodos que utilizamos para hacer llegar esa información que pretendemos enseñar a nuestro alumnado. ¿Y no es eso lo más importante?

La misma actividad puede pasar de maravillosa a tediosa sólo por cómo la presentamos. Lograr emocionarnos y transmitir esa emoción al alumnado cada vez que presentamos una actividad nueva, marcará la motivación que los niños y niñas tengan sobre ella.

Por eso, mi consejo es, no te preocupes tanto por lo que vas a enseñar (cualquier aprendizaje por muy típico que parezca es importante: los planetas, la primavera, los deportes…) si no por cómo vas a enseñarlo.

Crear un ambiente acogedor y apelar a las emociones

Crea un ambiente acogedor en la clase, dónde se esté permitido cometer errores, donde prime el respeto y donde se cumplan las normas de convivencia. Donde aprender sea algo emocionante. Dónde se dé sentido a lo que estamos trabajando. Donde se parta de los conocimientos previos del alumnado.

Y donde se conecte con las emociones, ya que todo aquello que despierta una emoción es susceptible de quedarse impreso en nuestra memoria de forma permanente. Muchos de los recuerdos de nuestra infancia, por no decir todos, están marcados por una emoción. Seguro que todos nos acordamos de esa canción o de ese aroma, que tan buenos recuerdos nos traen.

Todo aquello que despierta una emoción es susceptible de quedarse impreso en nuestra memoria de forma permanente.

Los niños/as son todo sentidos y emoción, si creas actividades en las cuales tengan que usar sus sentidos los atraparás y facilitarás que aprendan. Por ello la música, la plástica, la psicomotricidad, la literatura… son tan importantes en educación infantil.

Crear la necesidad de aprender

Cuando se habla en educación de crear la necesidad de aprender, es porque a medida que vamos creciendo los aprendizajes no están tan unidos a necesidades básicas. ¿Por qué los bebés aprenden tan rápido? Pues porque son puro interés por aprender, y es que, ¡Necesitan aprender para sobrevivir! Aprender a caminar, a comer, a hablar… Por ello es importante trasladar esa necesidad a los niños/as más mayores, hacerlos conectarse con los bebés que un día fueron.

Dar sentido al aprendizaje

Y para ello es importante dar sentido a lo que se enseña. Dar sentido al aprendizaje no es más que crear el contexto propicio para que el alumnado aprenda tal y como aprendemos en la vida real. Y es que en la vida real todo lo que hacemos lo hacemos con un propósito (aunque el propósito solo sea entretenernos), lo hacemos por una necesidad que nos surge.

«El niño que tiene libertad y oportunidad de manipular y usar su mano en una forma lógica, con consecuencias y usando elementos reales, desarrolla una fuerte personalidad.»

MARÍA MONTESSORI

Y es tan sencillo como que si escriben una carta, ésta se envíe, que si aprendemos a leer sea leyendo, que, para conocer a los animales, cuidemos animales, etc.

El sentido está en dar naturalidad a los aprendizajes. Nos empeñamos en ser serios y objetivos. Y para eso diseñamos hasta el último aprendizaje de nuestros alumnos y alumnas. Hasta el punto de que, sabemos que el martes “aprenderán” la letra B, P y L. Y si se cuela una oruGa en la clase, no le hacemos caso, porque todavía no hemos dado la “G”. Hacemos de aprender algo irreal.

Una vez leí, que, si aplicáramos las reglas de la escuela tradicional a otros aprendizajes de la vida diaria, nos daríamos cuenta del sinsentido que es.

Si, por ejemplo, quisiéramos enseñar a andar en bicicleta a un niño, según la escuela tradicional tendríamos que diseñar una serie de sesiones en las que primero se den lecciones sobre la historia de las bicicletas, cómo funciona una bicicleta, qué partes tiene, etc. Y después de varios días de conocimientos teóricos sobre pedalear y frenar. Al final se evaluaría todo aquello sobre el papel. ¿El niño ha aprendido a andar en bicicleta? Yo diría que no. Más aún, podría decir que el niño ha aprendido a odiar las bicicletas, y no me extraña, ¡Es que son tan aburridas!

Y al no darle sentido a la escuela, aprendemos que esta es aburridísima.

Y casi todos los conocimientos verdaderamente importantes, que nos marcan en nuestra vida, se hacen fuera del aula: en los pasillos, en el patio, en casa, debatiendo con los amigos, mirando la tele…El peligro de este aprendizaje es que no siempre es bueno, no siempre las experiencias son enriquecedoras, ni los conceptos que podemos extraer son los correctos. Por eso es necesaria la escuela, pero una escuela con sentido.

La importancia del juego

El juego debe ser otra pieza clave en nuestra metodología. Jugar es para los niños y niñas, quizás lo más importante en sus vidas.

¿Os acordáis de esa época? ¿Cuándo lo único que queríais hacer era jugar? ¿Cuando de pronto en tu casa iban a pintar las paredes y lo único que veíais vosotros era que no había muebles y que esa escalera plegable en medio del salón serviría perfectamente para hacer de barco?

Todo es un juego para los niños/as. Y a veces nos olvidamos del arma tan poderosa que tenemos. De la capacidad de emocionar, motivar, interesar que tiene el juego. Por ello basar los aprendizajes en el juego es importantísimo si queremos que de verdad aprendan.

Los niños y niñas no juegan para aprender, pero aprenden porque juegan

Jean Piaget.

Por ello si en clase trabajamos sobre los aviones, qué mejor manera de que aprendan sobre ellos que transformando la clase en un avión y jugar a que viajamos donde queramos. Con nuestros pasaportes, maletas, etc. ¿No creéis que quizás así aprendan mejor qué es un avión o qué es viajar? En vez de simplemente darles un avión para colorear.

«Se deberían tener pocos juguetes pero buenos. Un juguete bueno es aquel que sin ser nada concreto puede ser todo”

Francesco Tonucci.

Y en todo ese proceso también aprenderemos nosotros, los mayores. Aprenderemos a emocionarnos, a disfrutar de las pequeñas cosas, a ver, en definitiva, la vida como la ven los niños/as. Y es ese el mayor regalo que esta profesión puede darnos.

«La mayor señal del éxito de un profesor es poder decir: «Ahora los niños trabajan como si yo no existiera».»

MARÍA MONTESSORI

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1 comentario

  1. Liliana

    Me ha parecido muy claro, y no puedo estar más de acuerdo

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